J. Edgar Hoover, “Edgar” para su madre y sus más allegados
fue director del FBI durante 48 años, desde su vigésimo noveno cumpleaños hasta
el día de su muerte. Hoover fue durante estos años uno de los hombres más
poderosos del mundo, siempre trabajando para la seguridad de su país, desde la
revolución bolchevique de los prósperos y felices años 20 de Estados Unidos,
hasta la muerte de J.F.Kennedy, pasando por la lucha contra los afamados
gangster de los años 30 como J. Dillinger o Al Capone.
Hasta siete presidentes de los Estados Unidos pasaron por
delante suya y sus archivos secretos consiguieron mantenerle al frente del FBI,
en ocasiones, chantajeando a los propios gobernadores.
Clint Eastwood nos trae una extensa biografía de este hombre
de la mano de Leonardo DiCaprio, quien parece que poco a poco se empieza a
convertir en un muy buen actor, trabajando con los más grandes, como Eastwood o
Scorsese de quien parece su musa.
La película oscila entre continuos flashbacks que nos
cuentan cómo un Edgar mayor, pero sin ninguna intención de retirarse, trata de
escribir sus memorias, al tiempo que repasamos la vida policial del joven
Edgar, su trabajo en los juzgados, frente a los presidentes y el inicio de sus
importantes ideas en la inclusión de laboratorios en el FBI.
Poco a poco DiCaprio empieza a codearse con los grandes
La estética es totalmente creíble, muy bien llevada, casi
siempre en lugares cerrados y de poca luz, presentando a los gangsters de los
años 30 como la evolución de lo que un día fueron en Boarwalk Empire. El FBI se
mueve entre sombras en los despachos y con fuerza a plena luz del día.
El guión lleva de forma arriesgada pero precisa la evolución
psicológica del personaje con los continuos flashbacks, aunque al principio
resulta un poco difícil de seguir, una vez acostumbrado no se realiza pesado,
todo lo contrario, tengo la impresión de que si la historia estuviese contada
linealmente sería mucho más aburrida.
La actuación de DiCaprio es sobresaliente, al igual que
todos los secundarios, en ocasiones, demasiados para recordar todos los nombres
y personajes sin problemas. Pero si en algo destaca la película es en su
contexto temporal, pasando delante de la pantalla Kennedy, Nixon, Ali o Luther
King, utilizando solo la caracterización para Nixon, evitando entrar en
problemas de parecidos con trucos simples pero muy efectivos.
Por último, y como detalle sin mucha importancia, la
película empieza con la explosión de una bomba, con unos efectos especiales de
altura, igual que ya se mostró en Más Allá de la vida con su tremenda entrada
del tsunami de Sri Lanka.
En mi opinión, una buena película que se aleja mucho de la
plomiza más Allá de la Vida, vuelve un gran Eastwood.
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