21 may 2012

Repasamos Mad Men en el inicio de la 5ª temporada


Domingo 20 de mayo de 2012, comienza la quinta temporada de Mad Men. 
Tenía el propósito de ver la llamada "obra maestra" de la televisión de los últimos años, situada a niveles de Los Sopranos y The Wire. Por fin mi intensivo dio sus frutos y la misma tarde en que comenzaba la quinta temporada conseguí ver el último capítulo de la cuarta.

Lo que aquí me dispongo ha hacer es una breve crítica de las primeras cuatro temporadas. 
Comencé viendo la serie un poco reacio pues los primeros capítulos de la primera temporada no me parecían ni de lejos acercarse a los estándares de lo anunciado, con un Don Draper, el protagonista para quien no la haya visto, más que arrogante, cayéndome mal desde el principio y una pobre Betty haciendo de mujer y madre sufridora, que traga y aguanta todos los desaires de su marido. Lo cierto es que no sé como se trabajaría en los años 60 en los Estados Unidos, pero si algo tenía claro es que si era como se reflejaba en la serie yo quería haber vivido aquella década. Una agencia llena de publicistas y jefes de cuentas que se pasan el día bebiendo y disfrutando de la vida al tiempo que entre wiskhy y fiesta encontraban unos 10 minutos para trabajar. Lo dicho, la primera temporada estaba llegando a su fin y solo dos personajes simpatizaban mínimamente conmigo, uno de ellos uno de los publicistas y otro Roger Sterling, jefazo  y dueño de la agencia de publicidad. Lo bueno es que los últimos capítulos levantaron mi curiosidad por la siguiente temporada, la cual me dispuse a ver azuzado por mis amigos y por desvelar poco a poco el pasado de Don Draper.

La segunda temporada marchaba igual que la primera, con juerguistas en los despachos que a última hora siempre salvaban el trabajo que debían haber profundizado durante meses, al tiempo que Don Draper se llevaba todos los halagos por su imaginación y se merecía el premio de "Don imprescindible", Peggy me seguía pareciendo una sabelotodo, Peter Cambell el típico español medio insoportable y con aires de grandeza, y Joanne una simple secretaria con aires más que autoritarios que parecía no darse cuenta de que resultaba totalmente sustituible. La cosa me parecía un House que capítulo tras capítulo se iban sacando las castañas del fuego como buenamente podían en el trabajo, siempre a última hora. Pero de nuevo, con la inestimable ayuda de mis compañeros de clase me lancé a ver la tercera temporada. Esto tenía que remontar sí o sí.

Y llegó la tercera temporada. Y con ella mi amor profundo a la serie. Ante mí tenía la serie de la que me habían hablado, en especial a partir del ecuador de ésta, con unas historias mucho más reales, los problemas llegan a la agencia, los personajes maduran, se hacen mayores poco a poco y su personalidad se transforma del todo. Los problemas cotidianos de cualquier persona se hacen palpable, físicos. El humor se apodera de situaciones, incluso de humor negro, lógico con gente con tanta imaginación. Los capítulos van cayendo uno a uno con los sucesos más importantes de los Estados Unidos como telón de fondo. La publicidad ha llegado a la televisión, el formato ha cambiado y el público pide cosas nuevas.

Y con las cosas nuevas desembarcamos en una preciosa cuarta temporada. Don Draper es humano, Betty sigue igual de preciosa y muestra su lado más oscuro, el que todo el mundo estaba esperando, la gente de la agencia tienen problemas diarios entre ellos, y el roce hace el cariño... y el odio. Todos simpatizan conmigo, hasta la desesperante Sally, hija mayor de los Draper, simpatiza conmigo, dan ganas de achucharla y de decirle que todo irá bien. Estamos ante, ahora sí, una obra maestra de la televisión.

Este es mi resumen de las cuatro primeras temporadas, ayer, domingo 20 de mayo de 2012 comenzaba la quinta temporada tras dos años de parón por desavenencias entre guionistas, actores y productores. Por problemas técnicos no pude ver los dos primeros capítulos, pero ya me han avisado de que de nuevo, merece la pena sentarse frente al televisor. Mi opinión es que la serie gana, sobre todo, por la evolución de sus personajes, pero que en especial engancha de verdad al público cuando descubres a un Jon Hamm (Don Draper) que también es humano, la frase que lo resume todo es cuando Peggy le pregunta a Don si deja la puerta abierta o cerrada al salir de su despacho y éste le responde que "Abierta".

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9 may 2012

La noria de la política

"Hoy las noticias sólo duran 48 horas, pasado ese tiempo nadie se acuerda de ellas. Hoy las noticias sólo son espectáculo" Esta frase pronunciada por Woody Harrelson dando vida al jefe de campaña de John Maccain, protagonizado por Ed Harris, resume a la perfección el telefilm de la HBO sobre la inclusión de Sarah Palin en las presidenciales de Estados Unidos de 2008. 

La película refleja fielmente la tensión, los nervios y la incertidumbre de las decisiones arriesgadas. Una campaña electoral puede llegar a ser una noria, especialmente cuando tienes que remontar en las encuestas, tan rápido estás arriba, cerca del perseguido, como abajo, hundido y con una distancia prácticamente insalvable de tu rival. Sarah Palin, encarnada de forma asombrosa por una gran Julianne Moore, fue la apuesta más que arriesgada para la presidencia de los Estados Unidos de mano de Maccain, quien necesitaba un giro inesperado en su campaña si quería recuperar terreno en las encuestas. Julianne Moore trabaja de forma impecable en el papel de una mujer cristiana en extremo, amante de las armas y provida sin excepciones. Pero también a una mujer cercana, que necesita de su familia para mostrar a sus votantes el cariño que siente por ellos. Alguien que comprende los pequeños problemas del día a día de cualquier ciudadano estadounidense, entre otras cosas, porque no entiende de política exterior o de economía mundial. Una mujer de política local, de alcaldesa, como mucho de gobernadora de su estado, pero desde luego no alguien válida para la política internacional porque su cercanía se pierde y sus carencias políticas salen a flote y se elevan exponencialmente, pierde los nervios y la alegría por aquello a lo que se dedica, provocando una debacle en el partido republicano. 

El telefim se lleva con una eficacia genial, mezclando imágenes reales con la ficción, el rodaje es perfecto y sobre todo, el maquillaje de los actores es impresionante, quienes su parecido con las personas reales es increíble. Pero si algo me llama la atención es la capacidad para mostrar lo que en el fondo una campaña electoral, un show, resumido a la perfección con la frase con la que comenzaba la entrada. El único que me chirría un poco es Peter Macnicol a quien no puedo dejar de ver aconsejando a un incomprendido Mr Bean.

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