17 abr 2012

Una taza amarga y otra muy dulce del café de Twin Peaks


Ayer terminé de ver la primera temporada de Twin Peaks con unas tres semanas de retraso más o menos, las mismas que llevo con Luck, por festividades de Semana Santa y demás.

Y después de haberla terminado tengo dos sentimientos principales que me dominan dos sentimientos encontrados, lástima y gratitud. El primero porque al parecer Fox Crime no parece dispuesta a emitir la segunda temporada. Algo que no entiendo, después del bombo que se le dio a la reaparición de la serie más conocida de finales de los ochenta. No creo además que haya tenido malos resultados, pues por lo que he preguntado, no son pocos los mayores que han decidido echarle una segunda ojeada con el fin de encontrar el misterio de quién mató a Laura Palmer, al tiempo que a otros más jóvenes se nos ha dado la oportunidad de ver una serie mítica para nuestros padres.



Y lo segundo porque la serie me está encantando. Todo el universo Lynch utilizado de forma perfecta para mantener la tensión haciendo que los 45 minutos de cada capítulo se nos pasen volando, con unos personajes a cada cual más desequilibrado psicológicamente, combinado con otros fríos y calculadores que dan miedo y una realidad sobre Laura Palmer que no parecía tan perfecta. La señora del tronco que habla mezclado con el camionero violento, el misterio del asesinato con el del incendio de la serrería donde muchos personajes tienen algo que decir. La serie es perfecta para todos aquellos que nos gusta el universo del afamado director de cine, grabado con el nervio de otras películas, con escenas que llevan al agobio extremo y múltiples giros de guión no aptos para aquellos que no deseen abrirse la cabeza con conjeturas cuando se sienten delante de la televisión

Una obra maestra que devoraré con los capítulos que pueda coger de la biblioteca de la universidad, con el ánimo puesto en que el agente especial del FBI Cooper pueda desentrañar el misterio al tiempo que bebe sus tazas de café.

@Patotastico


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